Esto no es una Carta de Amor

Buenos Aires, no me acuerdo qué fecha.

Siempre quise escribir una carta. Así, a lo pluma, a lo bestia, a lo tan decimonónico que es chiste. Siempre quise escribir una carta, porque parece algo tan ficticio, que puedo imaginar que todo lo que digo no cuenta, es alguien más, y es alguien mejor.
Esta primera parte es la más difícil, es la conversación casual, el "¿cómo estás?" y el "por acá todo bien, tranquilo, hoy tal cosa". Nunca fui buena con las conversaciones casuales, el preludio incómodo. Me interesa Cómo Estás, pero no en el marco del "¿cómo estás?". Vos me entendés. Si yo tuviera que decirte cómo están las cosas por acá no te diría que tranquilas, sino rutinarias. La ciudad me parece un pueblo sin vos, y la música que escucho está bien, me ayuda a desplazarme y a imaginar mi vida como parte de algo estético y encuadrado, pero de a poco las canciones también se van volviendo parte del paisaje. Mi selección musical va a permanecer secreta, por ahora. Lo que sí, está lleno de jazmines. Viste que crecen en esa temporada que es medio un Limbo entre frío polar, calor anticipado, y lluvia. Siempre pienso en comprarme, pero al final nunca lo hago; es que me gusta la idea de comprarme jazmines, el momento en que dejo el billete mugroso de $50 y a cambio recibo flores, ir por la calle con el ramo y oler eso en vez de la ciudad-pueblo, pero después me imagino el ramito de mierda en mi cuarto, un poco fuera de lugar en mi cómoda desordenada, marchitándose tan rápido. No, mejor que se quede con los demás jazmines en el puesto de la señora, ahí en esa avenida. En fin, estoy aburrida otra vez, parece un fatalismo inevitable (eso es una redundancia, pero me gusta cómo suena). Es cierto que yo también me aburro fácil, de la gente, de las cosas, de mí, pero eso es por mi propia idealización de todo (¿será un mecanismo de defensa, o una consecuencia directa de tanta ficción?),  y la verdad soy tanto culpable como víctima. No sé si lo que digo tiene mucho sentido, pero es mi primera carta, teneme paciencia. Te extraño.

Perdón, me estoy poniendo melancólica de vuelta. No sé por qué me pasa, pero te juro que me surge. Mi familia me dice que nací sin corazón, pero yo creo que nací con el corazón roto, y esta tristeza ya es un lunar de nacimiento. Benigno. Qué exagerada. A este punto no me acuerdo muy bien por qué empecé a escribir esto, no sé si tengo tanto para decir; es que tenía imágenes, hermosas y urgentes y punzantes, imágenes abeja, todas adentro mío en un caos de panal. Y no mates a las abejas, pero tampoco dejes que se te acerquen mucho. Sigue siendo un tanto caótico, pero a fin de cuentas es algo, siempre es algo y alguien más. Estoy divagando, pero estrictamente no se puede divagar escribiendo: la escritura es un acto consciente que requiere una premeditación (y esto lo puedo asegurar porque me lo sé de memoria de los parciales), y sin embargo hay marcas imperceptibles, elementos tan propios, ya casi una identidad, que no pueden evitar aparecerse, se mueven adentro de las palabras, adentro mío, y ya no sé donde estoy, me perdí en el camino de la página en blanco hasta llegar al lugar donde podría afirmar que existe el divagar consciente, o el divagar escrito, o la escritura automática de ensoñación. La nomenclatura del término sigue sometida a discusión.

Ya estoy alargando esto innecesariamente, pero me gusta cómo suena la pluma en el papel, y las manchitas de tinta que son más yo que todas mis facetas, ojalá a vos también te gusten. Ya me voy a ir, antes de que me crea demasiado el papel que interpreto y termine diciendo la verdad. Si querés contame Cómo Estás, pero por favor incluí datos inútiles, anécdotas épicas de la cotidianeidad, y escribí mi nombre, así es más lindo.
Hasta que nos encontremos en el fin de las cosas.

PD: Me tomé el vino que te dije que era para los dos. Perdón. Pero la noche está hermosa, es viernes, y mi terraza se ve encantadora.

Comentarios

  1. Cuanta verdad en la ficción de esta “carta de amor”
    Lo que me fascinó al leerla son las tachaduras
    Es una carta que parece un cuadro, una obra de arte
    Bravo Paloma Rojo

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