De Cómo mi Papá Regaba las Plantas con Café
Contrariamente a lo que se puede pensar, regar las plantas con café es un proceso largo; dista mucho de echarles agua, y el efecto tampoco es el mismo. Es, sin embargo, mucho más satisfactorio. Empezaba yo. Me despertaba temprano, o temprano para lo que era el orden matutino de mi casa. Me permitía un rato dando vueltas en la cama, averiguando si valía la pena levantarse, o si mejor no, si mejor unos minutos más. Mientras, los dedos me recorrían la piel mecánicamente, porque a la mañana siempre estoy más fresca, y me gusto mucho más. Y sí, me levantaba, porque no quería perder mi momento favorito del día, cuando todo estaba en silencio y podía ir a las anchas sobre mis oportunidades. Recorría callada la distancia hasta la cocina para no despertar a nadie, no por consideración de su sueño, sino para alargar mi paz. Una vez ahí, daba comienzo a un ritual tan propio como mis palabras, y me preparaba un café. Soy de esas personas que tardan m...