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Review: Their Eyes Were Watching God

  On Zora Neale Hurston's literary choice for freedom In Their Eyes Were Watching God, Zora Neale Hurston´s most known work of fiction, the main character, Jeanie, must endure all the different forms of oppression society in 1937 had to offer. Be that the realization of being a black girl in a white community and the consequent exile; being wed off as an adolescent to a much older man just to preserve her reputation, or the abuse and mistreatment suffered at the hands of men for being a woman. Gender roles and race are the foundations of this novel, and Jeanie´s life is marked by what means to be a black female in a world whose purpose seems to be to put her down in every possible way. So why is this book also a lyrical revindication of beauty and joy? Because it portrays a protagonist that affirms her individuality and wishes above all the misfortune and disappointments she endures. Janie refuses to accept a loveless life, despite it being comfortable or filled with riches. Her ...

Escribite algo

     Escribí algo. Sentate frente a la computadora y escribí. Escribí sobre cómo a veces te cuesta escribir. Escribí sobre cómo a veces lo odias. Escribí sobre que te sentís culpable cuando no escribís, y culpable cuando lo haces y sentís que te sale mal. Escribí mierda y más mierda, y quizás algo que safe en medio de todo eso, no sé. Escribí para que dejen de preguntarte qué estás escribiendo, cuándo volvés a escribir; listo, mirá, acá está lo último que hice, esta poronga. Escribí cosas largas aunque te sea un esfuerzo enorme, aunque vos prefieras lo nuclear, lo cortito y al pie, lo cierro todo y me voy a la mierda. Lucha contra cada partícula de tus dedos que dicen que no quieren más, que dejalo así, está bien, todo el resto es relleno, Extendelo más . Repasá los contornos de las letras como una lengua que sube y se para en el puntito de la i, o una o que se relame los dientes, sentilas. Golpeá las teclas enojada, enojadísima, porque no te sale con facilidad, y no te ...

Propiedades de los elementos

A veces el afuera es una burbuja de nitrógeno, gaseosa, sin forma natural, sin una línea clara o hilo conductor incolora y entonces ese afuera (que ahora es adentro) me deja a mí (que nunca puedo estar adentro) afuera. ¿ves este moretón? es la marca que me dejó el estallido, habrá que tratarlo con caléndula y sal. lo que pasa es que no soy más fuerte que mis lágrimas, y por las noches juego con arrancarme la cara, o pegarle una cachetada a un bebé, o en cortarme el paladar, que es el punto de apoyo del canto, en fin, en arruinar algo puro, y frágil, y que no tiene la culpa. también, pienso que en realidad la culpa sí es mía: el cielo es un cuerpo que se prende fuego y cae después de mí y yo solo tengo un paraguas para protegerme; ay nena, nadie te preparó para esto. te juro que yo sólo quería las luces cálidas de las ventanas de las casas ajenas pero esta luz se parece más a una sala de interrogatorios. o a una morgue. ¿y qué vas a hacer al respecto? te diste vuelta las uñas...

La Reina de lo Terrible

        Al principio fue otra mañana, nada más. Mañana incómoda, sí, pero lo atribuyó al desconcierto del despertar, a la violencia de pasar del mundo del sueño a este otro, más angustiante. Así que se levantó, ignorando ese dolor en la espalda que seguro no era nada, que seguro sólo necesitaba café; y café se hizo, al igual que se hizo la luz. Café y rayos de sol, persiguiéndose por el espacio de la taza en el baile de lo cotidiano. Pero pasado el ritual del desayuno, comprobó que el dolor no había disminuido, sentía una punzada cada vez más aguda que se desplazaba por distintos sectores de su columna. A lo largo del día no hizo más que empeorar, sin importar las distracciones, o la aspirina, o cuántas veces rodara los hombros hacia atrás esperando destrabar a la fuerza un nudo secreto. Se acostó temprano esa noche, reorganizando almohadas y variando posiciones, convencida que dormir sería el remedio más efectivo. Pero el descanso nunca llegó, y recordó por primer...

Esto no es una Carta de Amor

Buenos Aires, no me acuerdo qué fecha. Siempre quise escribir una carta. Así, a lo pluma, a lo bestia, a lo tan decimonónico que es chiste. Siempre quise escribir una carta, porque parece algo tan ficticio, que puedo imaginar que todo lo que digo no cuenta, es alguien más, y es alguien mejor. Esta primera parte es la más difícil, es la conversación casual, el "¿cómo estás?" y el "por acá todo bien, tranquilo, hoy tal cosa". Nunca fui buena con las conversaciones casuales, el preludio incómodo. Me interesa Cómo Estás, pero no en el marco del "¿cómo estás?". Vos me entendés. Si yo tuviera que decirte cómo están las cosas por acá no te diría que tranquilas, sino rutinarias. La ciudad me parece un pueblo sin vos, y la música que escucho está bien, me ayuda a desplazarme y a imaginar mi vida como parte de algo estético y encuadrado, pero de a poco las canciones también se van volviendo parte del paisaje. Mi selección musical va a permanecer secreta, por aho...

La Función Debe Continuar

Hoy me levanté sin música. Sí, es verdad, Estos últimos días la melodía venía algo Desafinada pero, Hoy ya ni estaba. Sólo queda la sangre Más fuerte que cualquier ruido, Y los huesos callados De una muerta que no dice secretos, Ni mentiras, Ni canta. Mi nombre, Fuera de ton o Suena más triste Que la partitura vacía. Siento que no puedo Completar este espacio en blanco; La batuta ausente, El telón prendido fuego, Y afuera el mundo se cae.

Finisterra

No sé por dónde empezar. Siento la inmensidad, la mía, Moviéndose por un espacio diminuto. Me cuesta respirar. No puedo domar este cuerpo, Demasiado lleno de un odio ajeno Como para darme lugar. Pienso "esto no puedo ser toda yo". Pero esta inmensidad, Que es mía, Y este cuerpo, Que es mío, Sólo entienden de violencia. Como esa vez que me rasgué la piel Para ver si podía encontrar algo hermoso abajo. La hambruna fue terrible, Dejó la tierra reseca, Y me da miedo olvidar Cómo hacer crecer las flores. Pienso "qué desolado". Ya no recuerdo cuál fue mi pecado, Pero siento que llevo mucho tiempo expiándolo. Quiero llegar a la aguja de tejer Que me atraviesa el centro Y no me deja respirar; Voy a abrirme paso con golpes y culpas. Este cuerpo (¿por qué es mío?) Sólo entiende de violencia. Pero es tan cansador Cargar con el odio de alguien más Que no me deja dormir. No quiero tener que arrastrar (me), Estas partes mías rotas y emparchadas ...